La pensión ocupaba la segunda y tercera planta del edifico. El informe de los dos funcionarios del servicio de Evacuaciones y Construcciones describe una por una las habitaciones y el número de personas que vivian en ellas. En total 76 inquilinos.
Los nombre de los denunciados han sido tachados de la copia (Ley de Archivos)
“Así, en las distintas habitaciones residen las personas que se indican:
1ª- 4 personas que pagan 12 pesetas
2ª- Esta habitación es de aproximadamente DOS METROS de larga, por UN METRO (la mayúscula es del original) de ancha, en ella viven 3 personas que pagan 42 pesetas a la semana (matrimonio e hijo de diez años)
3ª-2 personas, 15 pesetas diarias
4ª-2 personas, 18 pesetas diarias
5ª-3 personas 15 pesetas diarias, guisan y duermen en ella
6ª-2 personas que pagan 8 pesetas, carece de ventana y no tiene otra ventilación que la puerta de entrada
7ª-4 personas, 14 pesetas diarias
8ª-3 personas, 13 pesetas
9ª-3 personas, 15 pesetas
10ª- 5 personas, 15 pesetas diarias, guisan dentro y no tienen otra luz que una ventana pequeña a patio interior
11ª-3 personas, 12 pesetas, guisan , luz a patio interior
Éstas en el piso segundo
En el tercero existen las siguientes habitaciones
1ª- 3 personas, 11 pesetas, guisan en la habitación
2ª- Esta es un cuarto de desahogo, habilitado para habitación, sus dimensiones son las justas para una cama individual, que está rozando a la pared por los cuatro constados y en la que vive un matrimonio 8 pesetas diarias, carece de ventana
3ª-En las mismas condiciones que la anterior, pagan 8 pesetas, viven dos y carece de ventana
4ª-4 personas, 11 pesetas
5ª-5 personas, 13 pesetas
6ª-4 personas, 13 pesetas, con una ventana pequeña
7ª-3 personas, 15 pesetas
8ª-Otro cuarto de desahogo en el que viven tres personas, pagan 8 pesetas, naturalmente sin ventana.
9ª-5 personas, 15 pesetas
10ª-4 personas, 15 pesetas
11ª-3 personas, 15 pesetas, guisan en la habitación
12ª-4 personas, 15 pesetas, guisan en la habitación
(…) Algunas de las personas que no caben en sus habitaciones, duermen en los pasillos.
12 de junio de 1954”.
Un somero cálculo permite hacerse una idea del negocio que significaba albergar a toda esa gente en las dos plantas. En el momento de la inspección vivían en 23 habitaciones 76 personas que, a diario, pagaban 326 pesetas al casero que, cada mes -en el supuesto de que el número de personas fuera estable- ingresaba 9.780 pesetas (58,78€). Una fortuna en aquella época cuando el salario medio de una trabajador en Barcelona rondaba las 1.000 pesetas (6€).
Llama la atención el hecho de que la única habitación donde hay un niño (la 2ª de la segunda planta) es la más cara. Probablemente eso obedece a la resistencia de los caseros a aceptar niños entre la clientela. No hace mucho, hablando con Jordi Roglà, el director de Càritas del área metropolitana de Barcelona me comentaba que ahora ocurre lo mismo en muchos pisos compartidos a los que ha ido a parar la gente que carece de recursos para pagarse una vivienda a precio del mercado. Los niños no son bienvenidos.
Pese a esta denuncia de 1954, la pensión se mantuvo activa. En el expediente sobre el edificio que guarda el Arxiu Administratiu de l' Ajuntament de Barcelona consta otra inspección en los años setenta cuando la planta segunda –donde se instalaron tres retretes- amenazaba con venirse abajo. En aquellos años todavía vivía gente.
Parece evidente que el negocio estuvo abierto hasta hace unos años. Durante nuestra visita, en una de las habitaciones del piso, hallamos en el suelo el carnet de un estudiante marroquí.
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